05 junio 2013

Rumbo a Serpa

Charla en Paymogo
A 2 km de la Rivera del Chanza
 Almuerzo en la churrasqueira "Nacer do Sol" (Santa Iria)

Igreja Parroquial de Santa Iria

Igreja de Santa Maria, oliveira e Torre do Relógio (Serpa)
Muralhas do Castelo, Serpa


Palacio dos Condes de Ficalho, Serpa
Muralhas e Aqueduto, Serpa
Aqueduto, Serpa
¡Há caracóis!, bar de la Sociedade Filarmónica de Serpa
Arcoiris sobre la Praça da Republica, Serpa
Bacalhau á bras, restaurante O Alentejano, Serpa
El viernes 17 de mayo iniciamos nuestro viaje cicloturista con una primera etapa que nos llevó desde Bellavista hasta Serpa, recorriendo 120 km, con 5:50 de tiempo en movimiento y 20,5 km/h de velocidad media. Los primeros cincuenta kilómetros fueron hasta Villanueva de los Castillejos y allí paramos a desayunar y descansar de rodar contra el viento del NW. 
Tras cruzar El Almendro las nubes de tormenta acabaron por descargar sobre nosotros y rodamos bajo la lluvia hasta dejar atrás Puebla de Guzmán, a partir de allí la lluvia fue cediendo, no así el viento, y cuando llegamos a Paymogo ya era mediodía y nos detuvimos a tomar algo. Ante la falta de algo más petitoso nos conformamos con unas coca-colas, unos cacahuetes y alguna barrita energética en el "bar de los viejos". Reiniciamos la marcha en dirección a la Rivera del Chanza y una vez cruzada nos enfrentamos a sucesivas subidas que vamos superando en nuestro camino hacia Serpa. La mañana se alarga y van disminuyendo las fuerzas, agotadas por las subidas y por el viento frontal. Es tarde y necesitamos encontrar pronto un lugar donde almorzar, porque vemos que no llegaremos con tiempo de hacerlo en Serpa. Al paso por Santa Iria encontramos el bar-churrasqueira "Nascer do Sol", allí aplacamos la sed y nos sirven con agrado una comida sencilla, nutritiva y muy económica.
Tras el almuerzo recorrimos los pocos kilómetros que quedaban hasta Serpa y buscamos Residencial Beatriz donde teníamos reserva de dos quartos. Después de descansar salimos a pasear por las calles desiertas de la ciudad y ver sus monumentos más significativos, acabando por entrar en la Sociedade Filarmónica, porque en su bar servían caracoles y mis compañeros gustan de comer estos gasterópdos guisados. A la salida, como llovía, nos entretenemos en jugar unos partidos de futbolín o matraquilhos y el quarto 102 (JA-JT) vapulea al 102 (JO-JM) por un contudente 6-1. Después, bajo las úlitmas luces del día y el fulgor del arcoiris, entramos en el restaurante "O Alentejano" para cenar y allí los camareros, seguidores del Benfica, nos permiten seguir en la tv la final de la Copa del Rey de fútbol entre el R. Madrid y el Atlético. Cuando salimos a la calle notamos que la rasca y aceleramos el paso para meternos en la cama, en busca del merecido descanso.


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