18 septiembre 2023

Etapa Cuatro. Acompañando a una pareja suiza del Guadiana al Odiel

En VRSA subimos al primer ferry (8.45) para Ayamonte, en el barco conocimos a una pareja de cicloturistas suizos que viajaban desde Sines y se dirigían a Huelva.




Esta pareja suiza pretendía llegar a Huelva por una ruta que tenían en el móvil, cuando me la muestran veo que transcurre por la Vía Verde del Litoral, que ya sabemos que es una infraestructura inviable o directamente inexistente en buena parte de su recorrido. De manera que nos ofrecemos como guías hasta Huelva.

De Ayamonte al Pozo del Camino discurre el tramo más ciclable de la Vía Verde Litoral.

Pedro & Mónica


    
    Desde La Redondela hasta Lepe los llevé por una carreterilla local y después hicimos el tramo de la Vía Verde hasta Cartaya. Allí paramos en Bar Consolación para tomar café.


Queda claro ¿No? Por los que se ve Adif no se plantea restaurar el puente de La Tavirona, lo ha vallado, pero las alambradas fueron cortadas y se pasa andando.

Cerca de Cartaya

Camino de Servicio del Canal del Piedras

dirección Aljaraque

En Corrales me despido de los suizos y de Lutgardo que los acompañaría hasta Huelva.

Ruta en STRAVA

Etapa Tres. Odeceixe-Praia-Foz do Besteiro-Monchique-Silves

Río Seixe, hacia su desembocadura
Praia de Odeceixe (maravilha)

Tras el pequeno almoço en Casa Luar  tomamos dirección a la playa por la bonita carreterita que sigue el río Seixe hasta el Atlántico. 

    Creía que mi compañero tenía que conocer la maravillosa Praia de Odeceixe, que cuando llegamos en hora temprana de esa mañana de mediados de septiembre aún estaba solitaria.



    Después de pasar por João Roupeiro y mostrarle a mi amigo el alojamiento rural donde pasamos muchas de nuestras vacaciones, entramos en Maria Vinagre para seguir hacia Zambujeira do Baixo y continuar el viaje remontando el Seixe.
    Pronto nos encontraremos con una paisaje ennegrecido y triste por el gran fuego del mes pasado. Un territorio campestre que había disfrutado en ocasiones anteriores en mis rutas ciclistas, ahora era desolación.


Aunque entre lo quemado estaba este prado donde pastaban vacas 

un paisaje desolador

observando lo que ardió 


    Cuando se pasa del concelho de Aljezur al de Monchique, la carretera vuelve a estar asfaltada y por ella llegamos a Foz do Besteiro tras dos horas de pedaleo. Al lado de la calzada hay una casa que me parece un bar. Un tipo de aspecto hippie está sentado en la terraza comiendo tomates de un plato. Le pregunté si tenía bebidas y dijo que sí. Pedimos un refresco de limón, un café con leche y una botella grande de agua.



Despedida de Nuno

    Después supimos que se llama Nuno y que vive allí con una compañera.  Recientemente se ha formado una asociación cultural y recreativa, por vecinos de montes cercanos y que se reúnen allí para hacer música, Nuno toca guitarras. Me admiraba que en aquel apartado lugar del Portugal más rural, sin agua corriente, la gente haya levantado un espacio para el arte. Para nosotros significó un alto en el camino bien aprovechado.
    Todavía teníamos por delante el largo ascenso hasta Monchique, que hacemos suavemente, ya que en poco más de 20 km subiremos un desnivel de 400 m y era la tercera jornada del viaje. 
    En Monchique me dirijo al centro de la villa, concretamente al local que ahora se denomina VELOCHIQUE para comer y beber. Es un sitio agradable, además de restaurante es también tienda y taller de bicicletas.


nuestras máquinas (GENESIS y CANYON)

Bicis con cuadros de titanio (Litespeed y Sabbath) de una pareja inglesa

pedimos dos tostas mistas como esta

"motivación es lo que te hace comenzar, hábito es lo que te hace continuar"
(mural interior en Velochique)

   En la terraza de Velochique había una clientela variada, desde turistas gordos bebiendo cervezas a parejas deportivas reponiendo fuerzas. A nuestro lado una pareja de ciclistas, muy delgados, que montaban en dos espectaculares bicicletas.
    La siguiente parte de la etapa fue la más descendente de todo el viaje. Era cuando más necesitaba el plato grande y los desajustes del desviador delantero no permitían usarlo.
    El descenso acaba cuando nos desviamos hacia Silves, por la carretera que durante buena parte va pegada a la Ribeira de Odelouca.

    
        En Silves vimos piragüistas en el río Arade y dejamos atrás la ciudad islámica para ir hasta la estación de ferrocarril, para coger el tren que nos llevaría a Vila Real de Santo Antonio.
    Allí coincidimos con los ciclistas que habíamos visto en Velochique, la pareja inglesa residentes en Chester, que ha llegado hasta Silves pasando por Alferce,  aldea de Monchique, y que se apearán en Boliqueime. Cuando bajaban del tren ayudé a ella y comprobé la ligereza de su bicicleta (sic).

    
   Otro encuentro curioso se produjo casi al final del viaje de tren, con un italiano de 77 años, que lleva siete viviendo en Castro Marim y que nos cuenta que es un cicloturista experto y muy viajado. Algunos de sus largos viajes: Vía Francígena, camino de Santiago hasta Finisterre y después continuó a Porto. India, Sudeste Asiático, etc. siempre en solitario. Lo que me llevó a pensar que todavía, tengo diez años menos que él, me quedan viajes cicloturistas por realizar y que la cuestión es planearlos mejor.

la bici del italiano, made in italy


   Estos eran los horarios del transporte fluvial para cruzar el Guadiana entre VRSA y AYAMONTE, única manera de salvar el Guadiana, porque por el puente internacional está prohibida la circulación de ciclistas y peatones. 
    Horarios que son de todo punto insuficientes para el verano y no coincidían con los vistos en internet. La tarde se acababa y pasar a España en taxi no era solución porque tendríamos poco horario solar para continuar en bici hacia Huelva.
    De modo que fuimos al quiosco del amigo Zé Guerreiro y le pregunté por un lugar para dormir, Villa Márquez nos dijo. La habitación de la pensión era modesta, pero suficiente para pasar una noche.
    Lo mejor de la jornada iba a ser la cena en el Restaurante Ernesto 😋


otra recomendación de Zé Guerreiro

spaghetti vongole

fettuchini calamari c/pistacchio

    La del restaurante Ernesto fue la mejor comida de todos esos días cicloturistas, los platos de pasta y los postres estaban riquísimos.
 
La ruta en STRAVA (con track de Lutgardo, mi archivo no era válido)