Las ciudadelas medievales o plazas fuertes erigidas en los siglos XVII y XVII para proteger la frontera con el reino de León, son hoy más conocidas como Aldeias Históricas de Portugal, un conjunto de poblaciones fortificadas situadas en las cimas de colinas y en promontorios escarpados de la región de Beira Alta o Interior, en los distritos de Guarda y Castelo Branco, que han sido revalorizadas con intervenciones encaminadas a mejorar su dimensión patrimonial, histórica y cultural, al objeto de conseguir su desarrollo con la creación de rutas de turismo que han generado nuevos recursos económicos en todo el territorio, actuaciones que fueron posible gracias a los millones de euros, más de 44 entre 1999 y 2008, provenientes del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
En los días de Septiembre que pasamos en la Serra da Estrela tuvimos ocasión de visitar algunas de esas aldeas. A continuación podéis ver un relato fotográfico de aquel viaje.
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Puerta de entrada a Almeida por el Sur.
La villa conserva intacto su doble sistema fortificado en estrella de seis puntas estilo Vauban, acabado en el s. XVIII |
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Murallas y fosos de Almeida |
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Castelo Bom |
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Picota (s. XVI) de Castelo Mendo |
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Los dos torreones de la puerta principal de Castelo Mendo |
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Castillo de Belmonte |
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Castillo de Marialva |
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Picota e Iglesia de Trancoso |
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Gonzalo Anes Bandarra, nacido en Trancoso a principios del s. XVI., fue un zapatero metido a poeta, que mezclando confusas citas de la Biblia con reminiscencias de la poesía popular, mitos españoles, vestigios de leyendas artúricas, críticas sociales, frases y símbolos escuchados aquí y allí escribió unas trovas que con el tiempo se harían célebres y que podían entenderse en tantos sentidos como se quisiera. Comenzaron a circular de mano en mano y cuando la Inquisición inició la persecución contra los cristianos nuevos, estos quisieron ver el anuncio de la venida de un Mesías salvador en aquellos versos y el Santo Oficio lo mandó encarcelar en 1541 por ser sospechoso de judaismo. Sin embargo, Bandarra era tan ajeno la lectura que los judíos hacían de sus trovas que acabó por ser puesto en libertad y condenado tan sólo a no escribir más versos y a no meterse en lecturas profanas. |
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Trancoso |
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Castillo de Linhares |
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Castillo de Sortelha |
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Los peñascales de granito, que allí llaman barrocos |
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Monsanto |