27 abril 2019

Etapa 3. Monsaraz - Moura

O de como madrugar para pasear por las ruas desertas de Monsaraz y ver una espectacualar salida del sol sobre el Embalse de Alqueva. Es lo que hizo Julen, que se había tomado con deportividad la decepción de no poder continuar el viaje en bicicleta.
Rápida bajada por carretera desde Monsaraz al puente sobre el Embalse de Alqueva y continuación, también asfalto, hasta el centro de Mourão, donde ya nos esperaba Julen, en la Pastelaria Doce Momentos, para disfrutar de un muy buen desayuno. Después los ciclistas tuvimos ocasión de rodar durante varios kilómetros entre dehesas floridas antes de alcanzar de nuevo otro puente para superar uno de los brazos del embalse de Alqueva. Una vez cruzado, pasando del distrito de Évora al de Beja, intentamos en vano seguir el track, porque de nuevo, cancelas y vallas impendían la entrada en los caminos de las fincas dedicadas al cultivo olivarero. 







Rodamos muchos kilómetros entre olivares y viñedos, principales cultivo de estas ricas tierras agrícolas. Moura es un municipio marcado por la olivicultura, su aceite con DOP, mezcla las variedades de los extensos olivares de la región, está considerado uno de los mejores del mundo. Y  tendremos tiempo de tomar dos "chá preto" en Póvoa de S. Miguel y continuar viaje, cruzando el río Ardila antes de subir a Moura.



Río Ardila

Ponte en río Ardila

 Igreja de São Baptista, Moura, Baixo Alentejo. Templo construido en el s. XVI , en el que destaca su portal manuelino, el campanario y su balcón con altar, usado para celebrar misa para los detenidos de la antigua prisión de enfrente.




Una vez en Moura, ya duchados y almorzados, paseamos por las estrechas calles de su Mouraria, una de las más importantes del país. Entre sus casas blancas de distinguen las típicas chimeneas alentejanas.





De la leyenda de la mora Saluquia es de donde proviene el nombre de la ciudad, primero fue llamada Terra da Moura Salúquia, después Terra da Moura, hasta que evolucionó hasta la forma actual de Moura.





Tras la visita al castillo y sus torres fuimos hasta el encantador Hotel de Moura y en su tranquilo y acogedor salón/cafetería pasamos parte de la tarde, antes de que Julen acudiera a su primera consulta de fisioterapia para tratar a su maltrecha rodilla.


Patío del Hotel de Moura


Fonte de Santa Comba



 Cenamos muy bien en el restaurante "O Vermelhudo" de Moura. Una botella de tinto alentejano y su polvo a lagarerio fueron algunas de las mejores elecciones de todo el viaje gastronómico