13 agosto 2019

El sobrino del emperador - Andrea Camilleri

Durante la estancia en Évora supimos de la muerte de Andrea Camilleri. Los lectores de este blog pueden que ya conozcan algunas entradas sobre sus libros, al ser uno de mis autores preferidos. Y aquella triste noticia me hizo volver a su literatura.
El libro en cuestión es una novela ambientada en la Sicilia de 1929, en pleno auge del fascismo de Mussolini,  basada en hechos reales  y que presenta, a través de una sucesión de acontecimientos llenos de humor y comicidad, la realidad siciliana, que en sus rasgos esenciales es la misma hoy que hace cien años.

Su estructura narrativa es similar a la de La concesión del teléfono en la que se alternan la correspondencia burocrática, con telegramas, portadas de periódico o fragmento de diálogos,
Construyendo así un divertido relato que he leído con facilidad y que si a veces produce hilaridad  es también una sátira de los fanatismos. Otro libro del maestro italiano para disfrutar.

En palabras de autor que cierran el libro ...el clima de auténtica estupidez general, entre farsa y tragedia, que por desgracia marcó una época.




01 agosto 2019

TRES SEMANAS, OCHO SEGUNDOS

Me encanta la ilustración de esta portada


Three Weeks Eight Seconds - The Epic Tour de France of 1989 Título en inglés del libro escrito por el periodista británico Nige Tassell que fue publicado originalmente en 2017 y es editado ahora en español por Libros de Ruta con traducción de David Batres Márquez.


El autor estructura la obra en Preludio (para mi lo mejor del libro) y Cuatro Actos, para contar el desarrollo de una carrera legendaria con el muy conocido desenlace final, a la vez sensacional y dramático.

En esta representación iran apareciendo los personajes protagonistas que son LeMond-Fignon-Delgado. Los tres vencedores de la carrera en ediciones anteriores, Fignon (1983 y 1984) LeMond (1986) y Delgado (1988). 

En la salida en Luxemburgo, aquel  julio de 1989, la carrera se presentaba como un duelo entre Laurent Fignon, que había vencido un mes antes en el Giro de Italia y Perico Delgado, que había ganado la Vuelta a España y partía con el dorsal 1 como ganador de la anterior edición del Tour.
También estaba presente el ganador de 1987, Stephen Roche, y la lista de favoritos para la victoria se ampliaba a los holandeses Steven Rooks y Gert-Jan Theunisse, que contaban en su equipo (PDM) con  otros aspirantes como Sean Kelly y Raúl Alcalá. También había que contar con otros ciclistas que ya habían destacado en el Tour como el norteamericano Andrew Hampsten, el colombiano Fabio Parra, el holandés Erik Breukink o el francés Charly Mottet.
Para LeMond era el reencuentro con el Tour. Había perdido dos años por el accidente de caza que casi le cuesta la vida, al que luego se unieron otros problemas (apendicitis, tendinitis) que le impidieron participar en las ediciones de 1987 y 1988. En aquel momento era una sombra del formidable ciclista que fue y participaba enrolado en un equipo belga -ADR-Agrigel- de escaso potencial, por lo que no era extraño que no contara entre los pronósticos para lograr la victoria final. Nunca había sido tan poco favorito en el  Tour.
En 1986 Greg LeMond  se había convertido en el primer no europeo en vencer en el Tour de Francia, a pesar de la oposición de su compañero de equipo en La Vie Claire,  Bernard Hinault que aspiraba a ganar por sexta vez la carrera y le hizo la vida imposible, a pesar de lo cual "El Americano" distanciaba al francés en más de tres minutos en la clasificación general final y ganaba su primer Tour de Francia con 25 años, subiendo de nuevo al podio de París, tras ser tercero en 1984 y segundo en 1985.

El Tour de 1989 fue raro y la carrera puede enmarcarse entre dos acontecimientos extraordinarios y curiosamente ambos sobre recorridos contrarreloj, prólogo y última etapa. En el prólogo contrarreloj de 7,7 km en Luxemburgo, Delgado se despistó por las calles del Gran Ducado y llegó casi tres minutos tarde a la rampa de salida, lo que supuso perder tiempo respecto a sus principales rivales (Breukink, Fignon, Kelly, LeMond). A ese lastre se le sumaría otra pérdida de tiempo poco después, tras una contrarreloj por equipos realmente mala en la que Reynolds, su equipo, finalizó último a más de cuatro minutos y medio del vencedor de la etapa, el Super U de Laurent Fignon, que era el aspirante mejor clasificado en la general tras la disputa de dos etapas, y el defensor de título estaba a casi diez minutos del maillot jaune.

LeMond y Fignon, en los que nunca estuvieron a más de 53 segundos de diferencia en todas las etapas de Tour y se alternaron vistiendo el maillot amarillo.
LeMond alcanzó el liderato al final de la quinta etapa, tras una contrarreloj individual de 73 km hasta Rennes. Cinco días después, en la subida a Superbagnères, Laurent Fignon se lo arrebató. Después de otros cinco días y otra contrarreloj, esta vez en Orcières-Merlette, LeMond reconquistaba el amarillo. Tres días después, tras el ascenso de Alpe d'Huez, fue Fignon quien vestía el maillot amarillo. Cuatro días después, y luego de tres semanas y 3.285 kilómetros de carrera, Fignon contaba con una ventaja de 50 segundos sobre LeMond. La última etapa era una contrarreloj de 24,5 km de Versalles a París. La prensa francesa tenía las portadas preparadas celebrando la victoria de su compatriota. Miles de personas salieron a las calles con camisetas azules, blancas y rojas con el lema "Fignon, ganador del Tour de Francia". En el equipo Super U estaban tan seguros de que ganaría que habían preparado una celebración especial. 

El francés montó en una bici de contrarreloj convencional, sin casco (coleta al viento), sin acoples de triathlon y con dos ruedas lenticulares. Parecía muy seguro de su victoria. El americano había salido antes con casco aerodinámico, rueda lenticular sólo trasera y manillar de triatleta. Gregory James LeMond estaba convencido de que podía conseguir derrotar a Fignon. Se ha escrito mucho sobre las aciertos aerodinámicos que favorecieron a LeMond y perjudicaron a Fignon, como fueron el uso de casco y manillar de triatleta o montar una o dos ruedas lenticulares. Además  de la presión psicológica sobre Fignon, con todo el mundo expectante, su estado físico era preocupante, porque desde hacía días tenía un forúnculo muy doloroso que le impedía adoptar una correcta posición sobre el sillín.

En la meta de París LeMond mejoró en 58 segundos el tiempo marcado por Fignon, lo que le hizo campeón con sólo 8 segundos de diferencia, la más exigua de la historia del Tour entre primero y segundo. Pero es que además lo logró en una contrarreloj relativamente corta. En cada kilómetro, LeMond le recuperó a Fignon más de dos segundos.
Ese año 1989 también realizaría un fabuloso doblete al convertirse en campeón del mundo en ruta, por segunda vez, en el circuito de Chambéry.
LeMond volando en París
El libro parece principalmente un trabajo de recortes - de libros, de la cobertura del Channel 4 Tour y de artículos en revistas británicas de ciclismo - completado con algunas nuevas entrevistas. Las personas que hablaron con el autor, sobre todo Pedro Delgado y Kathy LeMond, pero también Stephen Roche, Andy Hampsten, Sean Yates, Sean Kelly y otros como Bjarne Riis, Charly Mottet o Raúl Alcalá, no parecen decir nada que nuevo y en su mayor parte no son más que fragmentos.
Para algunos quizás lo único que importa es que sea un libro sobre el Tour de 1989. A otros nos gustaría pensar que en estos tiempos debió ser un relato con con mayor profundidad y verdad y con una arquitectura literaria mayor de la que ha levantado N. Tassell, para estar acorde a una carrera como aquella.
Un ejemplo es el tema del dopaje, tomamos como ejemplo las declaraciones de Roche en las que afirma que las técnicas para el aumento del rendimiento no llegaron hasta los 90 y principios del 2000, dejando del lado los años ochenta, cuando hay datos que demuestran que las transfusiones de sangre se utilizaron en 1982, 1984 y 1986. A través de los diarios de dopaje de PDM, tenemos pruebas sólidas de que se utilizaron transfusiones de sangre en 1988.
Fignon conmociado y triste, LeMond y Delgado satisfechos
El tercer puesto final de Pedro Delgado, a solo tres minutos y medio de LeMond, es quizás el más significativo de los muchos puntos secundarios del Tour de 1989. Los tres primeros clasificados (LeMond, Fignon, Delgado) habían luchado durante más de tres mil kilómetros y acabaron por integrar el primer podio que compartían tres ganadores de la carrera.
Una edición que se ganó tan sólo por ocho segundos, pero que bien pudo ser la del tercer título de Fignon o ser el segundo Tour de Delgado.