24 enero 2021

Repitiendo escapada al Campo Común de Arriba

Casi siete meses después de aquel post que titulé "A buscar un halo de firmeza y calma" he querido rememorar aquella ruta ciclista, ahora que afortunadamente hemos superado lo más difícil de la complicada situación en la que estábamos sumergidos en junio después del ictus que sufrió A.

El peso de la ansiedad es mayor que el del mal que la provoca (Daniel Defoe)

Cuando desayunaba escuchaba en la radio las noticias de las ocho y eran muy negativas, por las cifras y datos de la terrible expansión del coronavirus en nuestra ciudad, en todo el país y en todo el mundo. No obstante tenía decidido montar en bici, porque creía que el ejercicio físico (el deporte) refuerza el sistema inmunológico ante enfermedades virales como el COVID-19, y porque mi práctica deportiva no debería ser un problema ya que la haría en solitario y por lugares abiertos y aireados. Además quería celebrar que A ha mejorado bastante.

Croix de Fer en el camino del canal del Piedras

Durante el largo proceso de rehabilitación terapéutica de A contamos con el asesoramiento y guía de muchos profesionales: Fabiola, Esther, Daniel, Carmen, Luna, Juanma, Antonio, Margarita, Rafa,... y sobre todo con la dedicación y constancia que por parte de ella, y también mía, pusimos en la ardua e ineludible tarea. Tiene que ver con la imagen de alguien cayéndose y teniendo que levantarse de la mejor manera. Ahora comprobamos que estuvimos bien encaminados y que gracias a todos esos esfuerzos ya ha recuperado muchas de sus facultades perdidas.  Son días de alegría y satisfacción.

Me acerqué hasta unos boliches, forma tradicional para obtener carbón vegetal, situados en la zona de Valle Salado, cerca de la carretera de servicio del Canal del Piedras, para fotografiarlos de cerca.

Boliche de carbón vegetal

Bolicheras de Valle Salado

Durante esta primera parte del recorrido calqué la ruta de junio para llegar al área recreativa Las Palomas, cerca del arroyo Tariquejo. Hice una parada para beber un té y comer un plátano y un puñado de frutos secos y hasta aproveche ese rato para ajustar el soporte del gps. En el trayecto hasta allí me había cruzado con algunos ciclistas solitarios.



Las Palomas

puñado de frutos secos


La siguiente parada fue en este punto del cartel informativo de setas tóxicas y comestibles, abundantes en el Campo Común de Arriba.

excelentes caminos para el gravel

Tras superar el vértice geodésico de Miramundo -en la base de la torreta forestal vi a un ciclista- descendí hasta cruzar la carretera de la Presa del Piedras y continué hacia el Sur, pero cuando llegué al gran cortafuegos que vemos en la foto de abajo, decidí explorarlo hacia el Oeste, hasta llegar al final, cuando se cruza con un camino que tomé hacia el SE en busca del Canal del Piedras. En ese tramo pregunté a otro ciclista si como creía iba hacia el canal y me lo confirmó. Con esta una parte nueva respecto a la realizada en el verano descubrí otra opción interesante para rodar por la gran masa forestal de pinos piñoneros que constituye el Campo Común de Arriba de Cartaya. Territorio perfecto para el gravel.


Durante los meses del proceso rehabilitador conocí nuevos conceptos, como el kintsugi (el arte de hacer bello y fuerte lo frágil o la resiliencia convertida en arte) o recientemente la sinprisologia por un artículo de Cultura de Pedal en el que se dice que es una corriente filosófica basada en la reflexión y la calma, que aplicada al ciclismo es la forma pausada y reflexiva de asimilación de las experiencias vividas a lomos de la bici. Justo lo que necesito sentir.
También conocí a personas a través de la redes e hice nuevos amigos virtuales. Con las palabras de uno de ellos, Miguel Rodríguez "El Pecas" de Orrius (Barcelona) quiero acabar esta entrada: La paciencia es amarga pero su fruto es dulce