09 octubre 2018

Brevet SUDOESTE 200

El viernes viajamos en coche hasta Odeceixe para participar en esta Brevet organizada por Ranndoneurs de Portugal, asociación que promueve el randonneuring, forma no competitiva de ciclismo de larga distancia, una antigua tradición internacional, al que tan aficionado se ha hecho mi amigo Antonio y a la que me había sumado fundamentalmente porque gran parte de la ruta discurría por un territorio que me encanta y del que tengo buen conocimiento.

Merienda en Albufeira
Odeceixe desde el alojamiento


Cinco días antes recibimos un email con información práctica de la Brevet des Randonneurs Mondiaux Sudoeste 200 estuvimos ocupados con la logística que requiere una prueba de este tipo, sobre todo con la obligatoriedad de llevar luces (delanteras y traseras) y vestir un chaleco reflectante, para circular tanto de día como de noche. Respecto a las luces, entendí mal el mensaje y creí que había que llevarlas permanentemente encendidas, por lo que era primordial conocer su autonomía. Y para esa sola circunstancia habíamos preparado con un arsenal de luces (chinas, Cateye, de baterías o de pilas) Además, al habitual equipamiento de autosufiencia (herramientas, repuestos, etc.) añadíamos más alimentos (barritas, bocadillos, geles) que en las rutas normales.

En el alojamiento coincidimos con otro participante portugués, Carlos, que era igual de novato en estas lides de la ultradistancia y al que la logística también le parecía difícil. Creo que se trababa de falta de experiencia en estos saraos.

El sábado 6 de octubre estábamos en Largo 1º de Maio a las 6:30 para la recogida del carnet de ruta, pasar el "bike chek", que fue muy laxo, y tras escuchar los cinco minutos de sesión informativa de Pedro Alves sobre la ruta, se daba la salida a las 7:00 a los poco más de veinte ciclistas. Nosotros tuvimos que ir hasta nuestro coche para dejar seguros los efectos personales de valor, porque de la habitación de D. Maria Bed And Breakfast no nos habían entregado la llave, lo que hizo que nada más empezar ya fuéramos los últimos. 

Por la carretera hacia la Playa de Odeceixe, en la lejanía se veían las luces rojas y el amarillo de los chalecos de los participantes entre las primeras luces del día. 
El recorrido de una Brevet 200 debe completarse en un tiempo máximo de 13:30 horas y se establecen una serie de controles horarios, con una horquilla de tiempo de apertura y cierre. En nuestro caso, descontado la Salida, la hoja de ruta marcaba varios:
  • nº 2 Arrifana, de 8:07 hasta 9:32. 
  • nº 3 Fóia, de 9:35 hasta 12:52. 
  • nº 4 Almograve, de 11:56 hasta 18:12 
  • Llegada, de 12:53 hasta las 20:30 horas.
Gravel Café en SUDOESTE 200, Fortaleza de Arrifana
Los pasos por cada control deben realizarse entre las horas de apertura y cierre mencionadas en la carta de ruta y se calculan sobre unas velocidades medias entre 15 y 30 Km/h.
Antonio había preparado una chuleta-guía del recorrido, que llevábamos pegada en el tubo horizontal de nuestras monturas y que nos sería de mucha utilidad para intentar cumplir los horarios de paso marcados por la organización.
Nuestra primera parada fue en el Café do Mercado de Aljezur para tomar unos cafés y comprar agua para llenar los bidones, cosa que no pudimos hacer antes de la salida. Ya no paramos hasta llegar al puesto de control nº 2, situado dentro de las ruinas de la fortaleza de Arrifana, donde llegamos alrededor de las 9:15. El tiempo de cumplimentar el carnet de ruta y hacer una fotos y de nuevo en marcha. 

Control nº 2. Arrifana. La pregunta en el carnet de ruta era ¿cuantos prismáticos hay en el mirador? Respuesta: Uno.
Ruinas de la Fortaleza de Arrifana (38 km) control nº 2
Tras el segundo paso por Aljezur y ya en la carretera hacia Monchique adelantamos a cuatro compañeros, detenidos en una gasolinera, y ya sin ser los últimos de la fila, iniciamos la subida de 12 km hasta Marmelete, que a diferencia de veces anteriores hice bastante bien. En la aldea serrana (63 km) hacemos una segunda parada en el bar Luz, donde tomamos Nestea y tarta casera y rellenamos los bidones con agua fresca, y ese rato de descanso nos vino bien. Estando allí nos alcanzaron los rezagados, así que volvemos a ser los últimos. 
Continuamos avanzando hacia Monchique y aunque disfrutaba del descenso hacia Casais no sabía como iba a ser el ascenso hasta Fóia. En el centro de Monchique paramos un momento para tomar un gel antes de iniciar la subida. En las primeras rampas duras Antonio se marcha por delante, así que me toca hacerla en solitario. En esos siete kilómetros me cruzaré con varios colegas de Brevet que ya están descendiendo y que me me gritan ¡Força! animándome a continuar. Trato de recordar referencias de ocasiones anteriores para ir descontando sufrimiento. Pienso que al llegar al mirador será más llevadero, por allí alcanzo a un randonneur que camina o corre empujando su bici. Lo paso y le animo. Pero la cara Norte de Fóia se me hace muito dura, veía como la hora se acercaba a las 12:52 y no se vislumbraba el final de la subida. Cansado y desanimado en la cabeza rondaba la idea abandonar y, para colmo, en el último repecho se me acalambran las piernas. Menos mal que estaba cerca del edificio central de la explanada, donde está el Puesto de Control nº 3, FÓIA (88 km) donde me esperaba Antonio. Llegué muy derrotado y le dije que pensaba abandonar, también se  lo comuniqué a la chica de la organización que me sellaba el carnet, justo en la hora de cierre, y ella me recuerda las  reglas de un buen randonneur: no tomar decisiones ni con el estómago vacío ni tampoco cansado
Me aconseja que baje a Monchique y que después de comer y descansar decida si lo dejo o sigo. Antonio me dice que el no seguiría sólo y que me acompañaría. Me sabía mal que él, que tenía fuerzas, no acabara la Brevet. Allí había otro ciclista que habla por teléfono y que parece esperar a otro compañero. Cuando este llega observo que es quién subía caminando, sellan su carnet y luego comienza a arreglar la rueda que tenía pinchada. En una Brevet se tiene que ser autosuficiente, en el recorrido sólo se puede recibir ayuda de otros randonneurs.

El objetivo es seguir adelante hasta el final de la Brevet y llegar en perfecto control de facultades, aunque más o menos cansado.

 
Durante el primer tramo del descenso hacia Monchique nos cruzamos con un participante que aún tenía que llegar arriba. En esta bajada, como en otras, seguía la rueda de Antonio y comprobé que yendo detrás se baja más seguro y relajado.
Cuando llegamos a Monchique buscamos un sitio para recuperar fuerzas y elegimos una mesa en la terraza de Fonte Dos Chorões, es lugar agradable y la atención buena y amable. Allí también almorzaban (hamburguesa y pasta) dos colegas de brevet, uno montaba en una preciosa SEVEN. Nosotros pedimos dos zumos de naranja y dos tostas mistas, que estaban muy buenas pero que tardaron en llegar a la mesa. Después de llenar los bidones, reiniciamos la marcha cuando pasaban las dos de la tarde con aún la mitad del recorrido por completar y tendríamos que recuperar todo tiempo el perdido en el almuerzo.
Una vez que dejamos atrás la localidad se sigue por la carretera ER 266, pasando por el  paisaje más desolador de toda la jornada. Fueron al menos ocho km en los que a ambos lados de la calzada veíamos como los fuegos de agosto pasado arrasaron casi todo, aunque increíblemente se veían algunas construcciones que resaltaban por su blanco entre tanta tierra quemada. Tras esta parte oscura comienza un tramo con vegetación y buen asfalto que será un largo descenso hasta Nave Redonda. Cuando pasamos del Algarve al Alentejo el firme de la carretera empeoró bastante y a veces resultaba muy incómodo. 
Estrada EM552, Saboia (con más de 125 km) dirección a Boavista dos Pinheiros (Odemira)
No será hasta alcanzar la EM 552 en Sabóia, en dirección a Odemira, cuando volvamos a transitar por un buen asfaltado. Se trata de un tramo de más de 25 km, con algunas cortas subidas que disminuían nuestro buen ritmo. Se me hizo larga esta parte, en la que nos animábamos mutuamente, yo estaba deseando llegar pronto a Boavista dos Pinheiros ya que mis bidones estaban vacíos. Allí repostamos agua y comemos un poco para afrontar el siguiente tramo hasta el control nº 4 en la playa de Almograve, donde queríamos llegar antes de las 18:12. Habíamos recuperado buena parte del tiempo perdido y parecía que lo lograríamos.
Tuvimos que hacer unos 13 km por la ER-393 y fueron los más estresantes de todo el día, debido a que muchos conductores nos adelantaban sin dejar una distancia suficiente y sobre todo porque la pasada de un autobús fue tan desconsiderada y peligrosa para nosotros que no tuve más remedio que "mentar a la madre" del conductor. Después pedaleaba todo lo fuerte que podía intentando dejar esa carretera y llegar cuanto antes al desvío para Almograve.
Mirador Praia de Almograve, Puesto de control nº 4 (170 km)

Conseguimos encontrar el control al fondo del estacionamiento de la playa de Almograve, marcar la hora (17:52) y responder a la pregunta que se planteaba en el carnet de ruta. 

Praia de Almograve, a poco más de 30 km del final

De regreso a la localidad buscamos un bar, pedimos dos "medias de leite", compramos agua y partimos a por los últimos kilómetros. En este tramo, al pasar por Cavaleiro me asaltó la tentación de salir del recorrido marcado y acortar el trayecto hasta São Teotónio, pero la vencí porque el REGLAMENTO DE BREVETS DE RANDONNEURS MONDIAUX (BRM) establece en su artículo 8 que "El participante tendrá que respetar el itinerario que se le ha entregado en la salida". Y no somos irrespetuosos.

Por do sol en Zambujeira do Mar (190 km)

De tal manera que llegamos a Zambujeira do Mar (190 km) cuando el sol ya se ponía sobre el Atlántico. Allí conectamos las luces delanteras (yo tuve que sustituir pilas en la trasera) e iniciamos el último ascenso rumbo a São Teotónio, donde llegamos con noche cerrada. Cuando entroncamos con la EN 120 nos quedaba un tramo descendente y favorable hasta Odeceixe, pero en el que necesito abrigarme con el cortavientos porque la temperatura había caído mucho.
Cuando entramos en el Largo 1º de Maio, vemos que en la puerta de la pizzeria estaba situado el control de llegada. Las chicas anotan la hora (20:15) y nos felicitan por conseguir acabar. Nos comentan que la Brevet había transcurrido con normalidad, sin incidentes, y que se registraron algunos abandonos.
Me sentía contento, aunque estaba muy cansado, especialmente afectados los glúteos aunque por fortuna los calambres no habían repetido. El tiempo de recuperación sería de 72 horas.

En el alojamiento volvemos a coincidir con Carlos que nos dice que había acabado la prueba 15 minutos antes que nosotros. ¡Parabems!

Noite em Odeceixe

Durante el fin de semana disfrutamos de dos excelentes cenas en el  restaurante VÁRZEA de Aljezur. La primera el viernes 5 de octubre, fiesta nacional en Portugal, por conmemorar la instauración de la República, con el lugar muy animado, aunque más la noche noche del sábado, casi completo, cuando volvimos para celebrar nuestra hazaña. La satisfacción de conseguir recorrer tan larga distancia en bicicleta y ser considerado un randonneur  o "ultra-ciclorista" representaba un subidón de autoestima.
Esa noche, y en el viaje de vuelta a casa, comentamos algunos de los aspectos más relevantes de esta nueva y extraordinaria experiencia conjunta. Aspectos como el conocimiento y la resiliencia están asociados a la autonomía y para eso el confort y durabilidad del equipamiento utilizado son esenciales. Si alguna vez participo en otra brevet ya conocía lo que era de utilidad y lo que debería mejorar.
Para aquellos que quieran aprender algo nuevo sobre si mismos, completen una brevet como randonneur.





La ruta en STRAVA