19 septiembre 2019

Bikepacking Septiembre - Etapa Dos


Antes de las 6:30 salgo de Calabazares en dirección a Almonaster. En las calles del pueblo oigo como dan las siete y allí a esa hora no hay bar abierto donde tomar un café. De manera que no me queda otra que seguir ruta hacia Gil Márquez. En la bajada por la carretera sentí algo de frío. Hechaba de menos el chaleco reflectante (que había dejado en casa) porque además de hacerme más visible para los otros vehículos que circulaban por la vía a hora tan temprana, quizás me habría servido de más abrigo. Paré en Gil Márquez cuando aún era de noche y tomé una barrita energética.

Amanecer
En Valdelamusa por fin encontré un bar para desayunar. Su clientela estaba compuesta en su mayoría por trabajadores de la cercana Mina de Aguas Teñidas. Recordaba la ruta que bastante años atrás hice junto a Antonio y Pepe y quería comprobar si se podía hacer aún, al ir por el campo quería evitar el tráfico de las carreteras. Pregunté a un hombre si podría llegar hasta La Zarza por caminos. Me indicó que siguiera hasta la entrada de la mina, junto a la que encontraría un camino a la derecha y que solo tendría que seguirlo para llegar al Embalse del Olivargas y después a La Zarza.

Para este viaje de septiembre la configuración de cubiertas elegida para la CDF fueron dos tubeless, delante una VITTORIA TERRENO MIX de 700x40C y detrás una WTB RIDDLER 700X37C, con las que en todo momento me sentía seguro de poder afrontar cualquier tipo de terreno.
Mina de Aguas Teñidas

Exterior de un cercado para ganado, próximo al Cortijo de La Perrona

Interior del cercado

¡Esto si que es tierra batida! y no la de Roland Garros :-)
Fueron algunos kilómetros por ese camino extremadamente polvoriento antes de llegar al puente sobre el embalse a partir de donde seguiría por la plataforma del antiguo ferrocarril minero desmantelado.
Puente sobre Embalse de Olivargas

Acceso al trazado del ferrocarril desmantelado


Por el trazado del antiguo FF.CC. San Miguel-Tamujoso 
Me orientaba siguiendo el mapa del GPS para llegar La Zarza y tomé buenas decisiones en algunos cruces con dudas. En las inmediaciones del Embalse de Puerto León, al acabar la bajada, en medio del camino una nutria tomaba el sol. Cuando advirtió mi llegada corrió hacia la espesura. Desde La Zarza, cansado de tanta tierra, continué por carretera en dirección a Calañas.


En el Bar Salustiano de Calañas repetí parada como el día anterior y coincidí con otro ciclista con bici de carretera, que me preguntó al ver el logo de la Transandalus en mi maillot de Gravel Café y  charlamos un poco sobre rutas cicloturistas.

Pedí tostadas con aceite y jamón. Sabiendo que de este sirven bastante, lo repartí en dos bocadillos. El panecillo lo guardé para más adelante. 














Al partir tenía decidido seguir viaje por el campo, de modo que me encaminé hacia el Sur para seguir la pista de tierra hacia El Calabazar y La Torerera. Este tramo es de fácil orientación y cuenta con algunos kilómetros de asfalto, desde el cruce que vemos en la foto de abajo hasta casi el apeadero de Los Milanos, desde donde se continúa por camino de tierra.

En dirección a La Torerera y Estación de Los Milanos
 

Esta era también el primer viaje usando los nuevos pedales LOOK X-TRACK. En el recorrido hacia El Cobujón notaba dificultades para soltar los zapatos y tuve que detenerme para ajustar la tensión de la entrada/liberación de las calas en los pedales. Salvo este detalle me han parecido unos pedales muy adecuados para el gravel más campero. Igual que las zapatillas que calzaba unas  Decathlon  Triban RC 500. Aunque la marca las denomina como de carretera son adecuadas para gravel e incluso para btt, Alberto Etxeandia las llevó durante el cicloturismo de montaña que hicimos  por el Alentejo en la Semana Santa de 2019.

La ruta hacia El Cobujón y Los Cristales discurre por un territorio esencialmente despoblado en el que me encontré con muchos ciervos cerca del camino o cruzándolo incluso.
Aquí El Cobujón y Los Cristales ya quedaban atrás, después vendría la bajada hacia el río
Parada en el Odiel

Vado del río Odiel

Con agua de esta charca me refresqué cabeza y brazos
En las tierras colindantes con el camino hacia Fuente de la Corcha se notaban claramente los efectos del incendio del pasado junio sobre eucaliptos y pinos. En la parada de Fuente de la Corcha comí el bocadillo que llevaba desde Calañas y me aprovisioné bien de agua. La jornada ciclista se alargaba mucho, eran las 14:30 y aún me quedaban por lo menos dos horas para llegar. 
En el trayecto hacia Gibraleón no estuve tan acertado como antes y me despisté un poco, en lugar de dirigirme hacia los cortijos de El Partido y Comeuñas, fui hacia el Oeste y suerte que reconocí el punto del Majal Alto, allí arriba encuentro la carretera que hicieron para la construcción de la Presa de la Alcolea y entonces pude rodar más cómodamente y a más velocidad hacia Gibraleón. En el Restaurante Bar Jardín del Parque Fuente del Oro me sirvieron una cerveza sin alcohol bien fría y unas aceitunas, llené los bidones con agua y puse rumbo Sur para Bellavista
Cuando llegué a casa eran las 17:25. Había acabado el largo y cansado viaje desde Calabazares, seguramente por el recorrido tan extenso por el campo y con un horquilla de temperaturas exagerada. Mirando los datos del GPS se observaba que había una diferencia de 27 grados entre mínima (11) y máxima (38).
Unos días más tardes le daba una alegría a A cuando hice la devolución del saco en la tienda donde lo habíamos comprado.

La ruta en STRAVA

18 septiembre 2019

Bikepacking Septiembre - Etapa Uno

Una conjunción de cosas: el último viaje de Julen Iturbe por el Duero, la relectura del libro manual de bikepacking de Javier Bañon Izu y la visita a su web, o la proeza de Fiona Kolbinger en la Transcontinental Race 2019, despertaron en mi un fuerte deseo de viajar de nuevo en bicicleta aprovechando algunos días de vacaciones en septiembre.
Y entonces comenzaron las dudas y también las averiguaciones. ¿En solitario? ¿MTB o Gravel? ¿Solo-Bikepacking-Overnight? 
Mezclando la pasión cicloturista de Julen con el modo bikepacking de Javier Bañon agitaba la coctelera ciclista y aparecían algunos recorridosdesde el más sencillo de dos días (ida y vuelta) para alcanzar la Sierra de Aracena y dormir allí una noche. Cuando le comente mis planes al amigo José Andrés surgió la posibilidad de pernoctar en su casa serrana en la aldea de Calabazares.
 
También contemplaba un fin de semana de viaje gravel+bikepacking, junto a Antonio, con destino en la ciudad alentejana de Moura. Sin embargo por un asunto familiar ineludible tenía que ser aplazado.

Si al viaje de Fiona añadimos que entre el 18 y el 22 de agosto se celebraba la 19 edición de la Paris-Brest-Paris, la prueba reina del cicloturismo ranndoneur, las miradas también se dirigieron hacia la ultradistancia. No obstante ese tema quedará para 2020, quizás cuando nos planteemos repetir la experiencia de una brevet.

Saba con viajes a la vez que quería mantenerme cerca de casa, montando un equipaje ligero para un viaje simple y fácil de planificar, aprovechando la ocasión para mejorar el equipo, con la compra de un saco de dormir ligero, lo que me llevó a buscar el adecuado a mis posibilidades y finalmente me decidí por un Forclaz 500 Light en Decathlon.

Aunque después de tantas cavilaciones la cosa quedaba reducida a una viaje en solitario con la CDF hasta Calabazares. A las 6:10 del miércoles 4 de septiembre salía de casa en dirección a Huelva, desde donde me dirigiría hacia Trigueros. Todo ese largo tramo nocturno lo hice guiado con la buena luz del foco Cateye Volt 800

Pasando por Trigueros aún con luces
Circulando por la Vía Verde de los Molinos del Agua alcancé a un trío de ciclistas veteranos con btt (Jesús, Modesto y Pedro). Nos unimos y rodamos juntos hasta llegar en Valverde del Camino, donde fuimos hasta un bar del polígono industrial y me invitaron a desayunar.

Desayuno en Valverde del Camino-Juan (63) Jesús (59) Modesto (69) Pedro (65)

Pinturas de Ignacio Alcaria

Tras el desayuno fui hasta Bicicletas Superprestigio para saludar y charlar un rato con Lucas Arcos. El tramo de la A-496 en bajada hasta el Odiel fue una gozada. Paré en el Santuario para hacer unas fotos, después la subida desde Sotiel Coronada hasta Calañas me la tomé con calma, el tráfico de vehículos aumentaba en esa carretera que, al menos, cuenta con arcén suficiente.


Santuario de Ntra. Sra. de la Coronada




Cuando llegué a Calañas necesitaba avituallamiento y en el Bar Salustiano pude refrescarme y tomar aquarius de naranja y tostada con aceite y jamón. Tenía por delante bastantes kilómetros por carretera (HU-5101 y HU-6102) para llegar a Valdelamusa, a partir de donde podría evitar el tráfico de vehículos pesados provenientes o con destino Mina de Aguas Teñidas.

El firme de la carretera HU-7100 fue recientemente rehabilitado y como era de esperar su tráfico era muy escaso. En el tramo hasta Gil Márquez solamente encontraría alguna dificultad en las subidas y porque apretaba el calor. Sabía que el Ayuntamiento de Almonaster había construido, entrando en la aldea, una fuente al pie de la carretera y esperaba que estuviera en funcionamiento, por lo bien que me sentaría refrescarme al llegar allí.
La nueva fuente de Gil Marquez contaba con agua y pude refrescarme a gusto

Tras esta parada mi meta era llegar a Almonaster a buena hora y dirigirme al restaurante Las Palmeras para un más que merecido almuerzo. Los nueve kilómetros finales acabaron por hacerse largos, sobre todo los últimos, pegados a la Ribera de Almonaster, por los mayores desniveles y temperaturas. 


Por la HU-7100 junto a la Ribera de Almonaster

Almuerzo en Las Palmeras (ensalada mixta, huevos con patatas, agua, cerveza, postre)

Almonaster la Real

El refugio de José Andrés en Calabazares
Siguiendo las indicaciones de J. Andrés encontré fácilmente la casa. Estar en ella fue fundamental, basicamente por el cuarto de baño. Mi cuerpo necesitaba evacuación y limpieza, por lo que retrete y ducha me vinieron de perlas. Fue cuando pensé que eso del  overnight ya no es para mi. Después de lavar y tender la equipación ciclista, me tumbé en la litera a descansar y más tarde paseé un poco por los alrededores. Antes del atardecer salí de la aldea para subir hasta Almonaster y llegar hasta el restaurante El Camino, donde encontraría un ruidoso grupo de portugueses que, según me dijo el camarero, trabajaban en la mina. Después de la cena, me puse el cortavientos y activé las luces para la vuelta a Calabazares. Bajando en la bici hacía fresco, sin embargo el interior de la casa aún estaba caliente y para pasar la noche bastó con tumbarme sobre el saco abierto.






La ruta en STRAVA