03 junio 2013

Paseando por Bilbao

Pasear por Bilbao resulta una agradable experiencia, igual nos conduce a admirar algunos de los más moderno edificios, creados en la radical transformación que la ciudad inició a principios de los 90, para pasar de una urbe industrial sumida en la crisis a una ciudad turística y comercial de primer orden, a transitar por algunos de sus zonas más tradicionales y pintorescas como el Casco Viejo o el Ensanche bilbaíno.

Torre Iberdrola (C. Pelli), debajo la Biblioteca de la Universidad de Deusto (R. Moneo) y en primer plano el Puente Pedro Arrupe.
 
En el  Puente Zubi Zuri, al fondo el Isosaki Atea, complejo de siete edificios diseñados por el arquitecto japonés Arata Isozaki que incluye dos torres gemelas
Una de las torres del Isozaki Atea (2008)

Alhóndiga Bilbao es un centro de ocio y cultura, con un exterior que mantiene el edificio de 1909. El viejo almacén de vino, de carácter modernista y declarado ‘Bien de Interés Cultural’ por el Gobierno Vasco (1999), celebra sus 100 años de existencia tras la rehabilitación de fachadas y transformación interior, que incluye la construcción de nuevos espacios bajo la supervisión del francés Philippe Starck, que se enamoró del proyecto Alhóndiga Bilbao y de la ciudad a primera vista, y fruto de esta relación nació un espacio urbano, singular, sobrio pero original y lleno de sorpresas que no dejará indiferente a nadie.


Fachada de la sede del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, obra de Juan Coll-Barreu y Daniel Gutiérrez Zarza (2008)
Interior de la Estación de Abando - Indalecio Prieto
Mercado de La Ribera, torre y puente de San Antón sobre la Ría de Bilbao


Esquina Gordoniz con Iparaguirre
Boca de Metro, o "fosforito" en homenaje a su diseñador Norman Foster
Plaza Moyúa, a la izquierda el Palacio Chávarri
Calle y Fuente del Perro
Biblioteca Municipal, Calle Bidebarrieta, Casco Viejo
Vidriera de la escalera de la Biblioteca Municipal


Pinchos y mostos en el Bitoque de Albia

Arquitectura escultórica




En su plan por revitalizar Bilbao tras el hundimiento de su industria en los años 80, las Instituciones Vascas se pusieron en contacto con la Fundación Guggenheim a principios de 1991 a fin de crear un consorcio qe permitiera erigir un museo de arte contemporáneo. 
El Museo Guggenheim Bilbao representa un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista. Su arquitecto Frank O. Gehry, diseñó un audaz y escultural edificio,  compuesto por una serie de volúmenes, unos ortogonales y otros curvados, estos cubiertos, a modo de "escamas de pez" por paneles de titanio de medio milímetro de grosor, cuyo color y textura son una de las principales señas de identidad del edificio. 
El norteamericano proyecta sus edificios como "objetos escultóricos con ventanas" y se apoya en el carácter tridemensional de la arquitectura para dotas a sus obras de una gran variedad de apariencias, combinando los criterios escultóricos con los funcionales, de manera que acercarse al edificio desde las calles de Bilbao y admirarlo desde todos sus ángulos es tan importante como apreciar sus espacios interiores. 
Inaugurado en 1997, símbolo del renacimiento de la ciudad, fue el origen de uno de los cambios más profundos que ha sufrido una urbe europea. La sola presencia del Museo fue el detonante de la recuperación de la ría como eje vertebrador de la ciudad, hasta el punto que, en pocos años, se construyeron otros edificios e infraetructuras que llevan la firma de prestigiosos arquitectos (Foster, Isozaki, Moneo, Sisa, Calatrava, Pelli).


Formas que evocan la tradición naval de Bilbao


El atrio es un gran espacio central que abarca los tres niveles del Museo y que comunica todos los ámbitos del mismo. Estancia clave desde el punto de vista funcional y arquitectónico, es en esencia una enorme torre que albergan los elementos de desplazamiento vertical que comunican las tres plantas.



El interior del atrio es de un gran contraste armónico donde se conjugan diversas formas y materiales, como la calidez de la piedra caliza en muros y pavimentos, las contudentes estructuras metálicas, la transparencia de los grandes lucernarios de cristal y las tonalidades blancas de la escayola que revisten las estructuras verticales.


Fachada Norte, sobre la Ría
Marquesina de la terraza del atrio, fachada Norte