13 agosto 2018

Un domingo en el campo

Durante la primera hora fue una salida agradable, la temperatura se mantenía por debajo de 25 grados y los senderos que recorría eran muy transitables.



Fue a la salida del túnel cuando encontré la primera tala de pinos invadiendo uno de los senderos habituales y a partir de aquí la jornada se fue alterando, la temperatura subía y los senderos ya no eran tan acogedores, quizás el calor afectaba a mi mente, que comenzó a procesar todo en plan crítico.


Sendero interesante para entrenar el paso de raíces


Le comenté a ese tipo "mejor en el campo que en la playa ¿no?" y el dijo: playa nunca

Fue por aquí donde tuve la caída en 2016

Un cartel más de Ernesto "El Bocina"


Cintas de plástico recogidas en el campo



Otras señalizaciones, esta de pequeños recorridos a pie
Y están los trabajos forestales de talas de pinos que son su maquinaria pesada "hacen fosfatina" los caminos y las veredas. Además se multiplican los carteles indicativos de senderos (¡ya hay demasiados, Ernesto!) y lo que me parece peor, trozos de cintas de plástico enganchadas en la vegetación para indicar, supongo, alguna prueba deportiva (ciclista o de running, ahora tan en boga), que una vez colocadas nadie se molesta en retirar al acabar el evento. Amén de los vertederos incontrolados que proliferan cada vez más y nadie se ocupa de limpiar.



En fin, el desprecio e incivismo de unos y otros por la naturaleza y por el medio ambiente, en el que solamente deberíamos dejar la huella de cubiertas o zapatos.