Durante la primera hora fue una salida agradable, la temperatura se mantenía por debajo de 25 grados y los senderos que recorría eran muy transitables.
Fue a la salida del túnel cuando encontré la primera tala de pinos invadiendo uno de los senderos habituales y a partir de aquí la jornada se fue alterando, la temperatura subía y los senderos ya no eran tan acogedores, quizás el calor afectaba a mi mente, que comenzó a procesar todo en plan crítico.
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Sendero interesante para entrenar el paso de raíces |
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Le comenté a ese tipo "mejor en el campo que en la playa ¿no?" y el dijo: playa nunca |
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Fue por aquí donde tuve la caída en 2016 |
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Un cartel más de Ernesto "El Bocina" |
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Cintas de plástico recogidas en el campo |
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Otras señalizaciones, esta de pequeños recorridos a pie |
Y están los trabajos forestales de talas de pinos que son su maquinaria pesada "hacen fosfatina" los caminos y las veredas.
Además se multiplican los carteles indicativos de senderos (¡ya hay demasiados, Ernesto!) y lo que me parece peor, trozos de cintas de
plástico enganchadas en la vegetación para indicar, supongo, alguna prueba deportiva (ciclista o de
running,
ahora tan en boga), que una vez colocadas nadie se molesta en retirar al acabar el evento. Amén
de los vertederos incontrolados que proliferan cada vez más y nadie se ocupa de limpiar.
En
fin, el desprecio e incivismo de unos y otros por la naturaleza y por el
medio ambiente, en el que solamente deberíamos dejar la huella de
cubiertas o zapatos.
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