Las dos palabras que titulan este post son un resumen de lo que fueron para nosotros los dos días de cicloturismo gravel. Con tantos km sufrieron las cervicales, los hombros, las manos, las posaderas, pero a la vez disfrutamos superando desafíos, subiendo y bajando valles, descubriendo paisajes.
Finalmente sólo yo fui de bikepacking, porque la bolsa Altura Vortex Seatpack que compró Antonio no le llegó a tiempo, lo llamaron el viernes cuando atravesábamos tierras alentejanas camino de Serpa. Tendremos que organizar alguna salida para que la pruebe bien.
Algunas fotos más, la mayoría de Antonio, de las dos jornadas cicloturistas.
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Primeros kilómetros por la carretera hacia la Presa del Piedras |
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Desayuno en el Bar Macarro (S. Silvestre de Guzmán) |
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Almuerzo en Corvos |
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Igreja de Corte Sines |
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Por la Serra de Mértola |
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Por la A-495, puente arroyo Tamujoso, junto al recinto de la Ermita San Isidro (Rosal de la Frontera) |
Los paisajes
en bicicleta no son únicamente los de las fotografías: son los
olores, son los sonidos en armonía con la máquina (¿llevo la
velocidad óptima? ¿la cadencia es la adecuada? ¿hay un ruido
inusual?), es también la lectura analítica del suelo y el relieve
(¿que línea de rodadura es la mejor? ¿donde están las trampas a
evitar? ¿como negociar mejor la curva? ¿como evoluciona una ascensión
o un descenso?).
Además mi
paisaje visual es la pantalla del GPS (cadencia, frecuencia cardíaca,
porcentaje de la pendiente, tiempo, velocidad, …).
En
definitiva se trata de una visión distinta a la de los fotógrafos,
caminantes o automovilistas, porque tiene su especificidad y está
incluida en el catálogo mental de miles de paisajes únicos y maravillosos que la bicicleta permite cruzar.
Es mi versión de las acertadas palabras de
Dan de Rosilles, podéis leer el original en
Bike-Cafe