13 junio 2009

3. Moura-Évora



















3ª etapa Moura-Évora

Desayunamos en el Hotel, compramos agua y nos dirigimos hacia el Barragem de Alqueva. Este controvertido embalse del río Guadiana es por su longitud (superior a 80 km), su capacidad de almacenamiento y la superficie de la lámina de agua, el mayor lago artificial de la Europa Occidental y toma su nombre de la localidad más cercana a la presa, situada al NW de Moura. Al borde de la carretera, frente al pueblo, desayunamos por segunda vez y ojeamos el mapa, tenemos por delante más de una hora de pedaleo hasta el siguiente pueblo. Entrando en Portel y ante la inminente lluvia, paramos en el primer sitio que nos cogía de paso: el parque de bombeiros voluntários. Estando en el bar comenzó a llover con fuerza. Esperamos un buen rato mientras descarga el aguacero. Pregunto a un bombero por la previsión meteorológica para la jornada pero no la tienen. Impacientes, salimos a la carretera cuando la lluvia afloja y seguimos las indicaciones para Évora y nos metemos en la IP 2, con tráfico pero con arcén ancho y en bajada, lo que nos permite avanzar con rapidez pese a los chubascos. Conforme nos acercamos a Évora, histórico cruce de camino y hoy la mayor ciudad del Alentejo con más de 46 mil habitantes, el tráfico de vehículos aumenta y el arcén disminuye. A poco menos de 15 km para el final hacemos un alto al borde la carretera para descansar y comer y afrontar con más energía el último tramo del día.
Una vuelta extra hasta encontrar el Hotel Ibis, adonde llegamos después de 80 km, en 4 h. 13 min de pedaleo, a una media de 19 y con un desnivel de 655 m.
Por la tarde dimos un paseo por la ciudad para contemplar algunos de los encantos de Évora, declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad, en 1986, por constituir el mejor ejemplo de la época de oro portuguesa (siglo XV-XVI). Praça do Giraldo, rua 5 de Outubro, Sé, Templo Romano, Convento dos Loios, Largo da Porta de Moura, Iglesia N.S. da Graça,Iglesia de São Francisco,... fueron algunos de los lugares que recorrimos antes de acabar en el Botequin da Mouraria, peculiar restaurante donde se come subido en taburetes, acompañado de buenos vinos y aquella tarde de una simpática pareja australiana.

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