07 abril 2009

Rally de Portugal






































Mañana excursionista para ver un tramo cronometrado de la 3ª etapa del Rally de Portugal. Pocos kilómetros después de pasar por Alportel vemos que ambos lados de la carretera están llenos de coches y decidimos estacionar el nuestro en el primer sitio que esta libre. Nos quedan por delante casi 5 km. de subida por la carretera que se dirige hacia Cova da Muda. En el trayecto vemos como vive la gente este tipo de eventos. Cientos de aficionados y entre ellos algunos grupos de españoles, destacando los gallegos y asturianos. Coches, furgonetas y auto caravanas aparcados en una larga fila en las orillas de la carretera, por donde también se se asientan tiendas de camping, barbacoas y puestos ambulantes ya lo lejos, sobre la sierra, las nubes de polvo que manchan el horizonte delatan el paso de la carrera.
Justo en el cruce de la carretera que va hacia Javali y Parizes con la pista que se dirige a Ameixeira estaba todo el montaje del rally y por allí buscamos un sitio donde acomodarnos y asistir a la segunda pasada de los participantes por el tramo. Primero pasaron un par de Volvos (coches cero) abriendo pista, avisando que pronto llegarían los competidores a toda pastilla y que es mejor estar en un lugar seguro. El momento de ver a los grandes pilotos del mundial de rallies ha llegado y el paso de los coches es muy rápido. Cuando todavía no has asimilado que al volante de ese Citroen multicolor, al que apenas ves entre las nubes de polvo, haciendo saltar las piedras del camino, iba el gran Sebastian Loeb en busca de su victoria 51, en apenas un par de minutos aparece Mirko Hirvonen a bordo de su Focus intentando limar los segundos que le separan del liderato y después Dani Sordo, tratando de mantener su posición en el podio de la prueba.
Pero no solo impresionan los pilotos y coches más destacados, si no que la mayoría de los pasaron lo hicieron a gran velocidad y con un control alucinante en un terreno duro y difícil.
Después nos quedaba otra caminata para volver hasta donde dejamos el coche, esta vez más corta y fácil ya que era cuesta abajo. Para acabar el viaje nos fuimos a comer a la Casa Azul de Cacelha Velha, en cuya terraza saciamos el apetito convenientemente.

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