25 mayo 2010

1. Castro Marim - Castro Verde (17 de mayo)


Una primera etapa en la que pronto empezamos a disfrutar del paisaje y de las tranquilas carreteras por las que ascendemos el valle del Guadiana hasta Alcoutim, pasando por las aldeas de Fonte de Penedo, Alcaria, Álamo, Guerreiros do Rio y Laranjeiras, parando para hacer un alto en el mirador del Pontal.

Para salir de Alcoutim enfrentamos un repecho de poco más de 200 m, con un porcentaje del 14%, que subo en “bailón” con mi desarrollo más corto, el 30x25, y que me hace pensar que cuando tenga que subir mayores pendientes, sobre todo si viajo con alforjas, tendré que cambiar el cassette, quizás por un 11x32.

Por la vieja estrada EN-122 pedaleamos durante varios kilómetros en absoluta soledad, dado que la moderna estrada IC-27 absorbe todo el tráfico de vehículos, que a decir verdad no es muy numeroso por esta zona, y bajamos hasta cruzar la Ribera de Vascão, para pasar del Algarve al Alentejo. Por la carretera hacia Espírito Santo nos cruzamos primero con una pareja de cicloturistas y más adelante con otras dos parejas, los únicos que recuerdo de todo el viaje.

Nos detenemos frente a la entrada del Convento São Francisco, actualmente un hotel, para fotografiar el castillo de Mértola. En la Pastelaria Ninho Doce hacemos un alto para comer y refrescarnos. No queremos más que tomar un bocado para reponer fuerzas y continuar pedaleando. Esta vez nos quedamos con las ganas de probar algo de la carta del restaurante "O Repuxo", contiguo a la pastelaria, en cuya terraza la clientela come con gusto.

Dejamos la IC-27 para seguir la N-123 hacia Castro Verde y rodamos por un tramo absolutamente recomendable, ya que su trazado y su firme son estupendos y es un buen comienzo para empezar a conocer la planicie alentejana. A mitad del camino hacemos un alto en el límite del municipio de Castro Verde, uma janela sobre a planicie, corazón del denominado Campo Branco, en las largas y extensas llanuras del Baixo Alentejo.

Esta una zona de especial protección para las aves, me pareció ver a lo lejos un grupo de avutardas, y por los bordes de la carretera están diseminados multitud de nidos de cigüeñas blancas que en esta época alimentan incesantemente a sus voraces crías.

Una de las características más llamativas de Castro Verde es la presencia de numerosas esculturas en sus jardines, plazas y rotondas. Rodeamos a tres de ellas antes de llegar a la calle donde se encuentra el Hotel Vila Verde, un sencillo establecimiento de reciente construcción, donde pudimos relajarnos y descansar en una habitación muy limpia y confortable después de una larga primera etapa, en la que recorrimos 121 Km. en un tiempo de pedaleo de 6 h. 20’ y un desnivel acumulado de 1.525 m.

Momentos antes, mientras merendábamos frente al Cine-Teatro Municipal, un par de jóvenes, probablemente gitanos, nos ofrecieron comprar un caballo o una yegua (sic).


Frente al hotel se encuentra la casa que a principios del s. XIX mandó levantar el hacendado Alvaro Romano Colaço y en la que con el empleo del cemento, un material novedoso para la época, sus constructores consiguieron imitar en balcones, torres y ventanas elementos neogóticos, neomanuelinos y neomudéjares. Desgraciadamente este edificio tan emblemático se encuentra cerrado y precisa de una urgente restauración.








No hay comentarios: