29 abril 2019

Etapa 5. Beja-Évora

El Residencial Rosa do Campo (Beja) tiene puntos fuertes, como el edificio o sus habitaciones amplias, con camas grandes y cómodas. También la amabilidad y trato de D.ª Rosa y de su empleada, como recogiendo del tendedero nuestras equipaciones ciclistas y dejándolas dobladas. Aunque también hubo un punto negativo, su desayuno, pobre y vulgar, que desmerecía lo anterior. Es sabido que nada es perfecto.


La ruta sale por el N de la ciudad, primero por carril bici y luego por la carretera hacia el aeródromo, para después adentrarse en caminos entre haciendas ganaderas y como otras veces nuestros afanes acabaron en cancela y alambrada electrificada. Una vez superada  rodamos por el track, hasta que nos despistamos y salimos a una carretera que nos condujo hasta Cuba (café y dulce)

Monumento a los forcados amadores en la entrada de entrada a Cuba

Algunos historiadores defiende que en Cuba habría nacido el Almirante Cristóvão Colon, posiblemente hijo ilegítimo de D. Fernando, Duque de Beja y de Isabel Zarco.

En la puerta del Colon Café, en Cuba

Después de la parada de repostaje en Cuba, la ruta siguió por carretera hacia la aldea de Vila Ruiva y continuó hacia Viana do Alentejo, con alto obligado para fotografiar el puente romano sobre la Ribeira de Odivelas. 
Ponte romano sobre la Riveira de Odivelas






El día se había encapotado y la lluvia no tardó en aparecer, al principio fue suave pero conforme fue entrando la tarde comenzó a arreciar y llegó a ser fuerte. Íbamos descontando kilómetros, pasando por Viana do Alentejo, luego un largo tramo por la N-380 antes de llegar al Polo da Mitra de la Universidad de y Évora y a la localidad de Valverde y de allí al Cromlech de los Almendros. Para entonces el chubasquero Gore-Tex Paclite que me había dejado JO ya se había hecho imprescindible.



palomares




Lo que parecía la finca de un rejoneador, según Alberto,  dentro del mismo cercado había caballos, perros y un toro. Por esta zona del Baixo Alentejo se ve que hay mucha afición a los toros, por la multitud de carteles anunciando festejos.



Julen había preparado un track fuera de carretera, por el campo, atravesando primero un eucaliptal y luego una zona de dehesas para llegar al Cromeleque dos Almedres, que tenía algunos duros repechos y uno complicado, que tuvimos que hacer a pie, mientras una suave lluvia nos acompañaba. Un meloncillo corrió entre los helechos de la última dehesa que cruzamos antes del monumento megalítico. El cielo estaba gris y llovía, con gotas en el objetivo de la cámara, las fotos no pudieron salir mejor.
camino del Cromeleque des Almendres
Alberto fotografiando en Almendres




Por el camino, bastante bacheado, hasta el municipio de Nossa Sra. de Guadalupe bajábamos más rápidos que los coches. Paramos en la entrada del Menir dos Almendres para que Alberto lo visitara; la senda no estaba apta para las bicis y me quedé con ellas debajo de una encina.
Acabamos la etapa por la CM-1075 y la N-114, esta con más tráfico, y llegamos al Hotel Dom Fernando, donde ya nos esperaba Julen, con más de cien km y cinco horas y media de pedaleo, con tiempo y lugar para limpiar las embarradas BH y TREK.


Mis compañeros tuvieron tiempo de hacer un poco de turismo por Évora, mientras yo acababa los quehaceres cicloturísticos habituales (ducha, colada y conseguir el mejor modo de secado). Luego los encontré en el Café Arcada y mi recomendación para cenar fue el cercano restaurante Origens. Bueno para descubrir sabores de cocina alentejana contemporánea. Allí la comida fue diferente a todas las demás del viaje y obviamente el precio, más elevado. Sin comparación con el de los otros restaurantes regionales donde comimos.

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