Era nuestra primera participación en una ruta nocturna organizada, casi un centenar de ciclistas, por terrenos desconocidos, y aunque la hicimos sin mayores problemas, al acabarla comentamos que como experiencia no estuvo mal pero que no la repetiríamos. El hecho de que circular dentro de un grupo muy numeroso dificultaba mucho la visibilidad por la gran cantidad de polvo que literalmente se va tragando, más en esta época veraniega cuando los caminos están muy secos y polvorientos y la gran jauría ciclista levantaba nubes a su paso. Hice algunas fotos en marcha y creo que ilustran bien esto que cuento.
Algunos tipos no demostraban mucha cabeza circulando con demasiada velocidad o con total desprecio del riesgo, en unas circunstancias en las que se pierden muchas referencias y en las que casi sólo te guias por quien te precede y siempre confiado en que el camino esté bien.
Creo también que los organizadores, que seguro pusieron mucho empeño para que todo discurriera lo mejor posible, dejaron de lado algunos aspectos fundamentales, como una charla informativa antes de la salida, donde explicar la ruta y las normas de comportamiento, y un buen reparto de guias entre el pelotón (cabeza, centro y cola) siempre conveniente, pero más en una ruta nocturna, sin olvidar el peligro que supuso cruzar alguna de carretera sin tener el apoyo de agentes de seguridad.
Al acabar convenimos que como mejor podemos disfrutar de un ruta nocturna es con un pequeño grupo de colegas rodando tranquilamente, de un modo menos estresante que con tanta gente, por los caminos habituales de entrenamiento, que nos permite descubrir otros matices y nuevas sensaci0nes.
60,8 Km / 4 horas / 15,5 vel. media
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