27 agosto 2013

Jardines del Rijksmuseum

El Rijksmuseum presentaba una exposición en sus reformados jardines de doce esculturas de Henry Moore, con una ubicación de las obras espectacular, frente a la fachada del siglo XIX del edificio del museo.

Fue a partir de los años de la posguerra que Henry Moore (1898-1986) tuvo el reconocimiento internacional por sus esculturas semi-abstractas inspiradas en las formas naturales y orgánicas. La figura reclinada representa un tema central en la obra del escultor. Las doce obras de la exposición, tanto en bronce o fibra de vidrio,  muestran sus icónicas formas femeninas y exploran este aspecto destacado de la obra de Moore.  












Large Reclining Figure, 1983 
(Ampliación de casi 9 m. de un modelo de sólo 33 cm. de largo)

 


En un lugar destacado de los jardines se encuentra el pabellón de agua permanente Hide and See(k) (Juego del escondite) que fue especialmente diseñado por el artista danés Jeppe Hein. Sus chorros de agua en el aire dibujan cuatro formaciones diferentes



 

Rijwiel Nederlandse

O lo que es lo mismo, más bicicletas holandesas, captadas, por el ojo de Ana o por el mío, en nuestros paseos por Amsterdam




Una bicicleta de transporte. Nos pareció que llevaba comida para una tienda de ropa, perfectamente emplatada en vajilla de cerámica.


Con la música a otra parte



Reparación de bicicletas
Gran aparcamiento para bicis junto a Centraal Station 
 

Cerca de Centraal Station, dos cicloturistas muy conjuntadas

Policías en bicicleta
 


Furgoneta de reparación de bicicletas




Foto colgada en la pared del Café de Pels, cerca de las Nueve Calles


26 agosto 2013

Bicicletas en Amsterdam















Fixie
Bicicletas de segunda mano

Delante una caja, detrás un carrito de bebé.
En MAX  EUWEPLEIN (Plaza de Max Euwe)

Amsterdam es conocida por el elevado número de personas que se mueven a diario en bicicleta, una cifra que se ha incrementado un 40% en los últimos 20 años, lo que supone que más del 30% de los trayectos que se realizan en la ciudad son a pedales. Según estimaciones del Gobierno, Amsterdam tiene aproximadamente 880.000 bicicletas para 800.000 habitantes. Cuatro veces el número de coches. Los ciudadanos prefieren este medio porque se mueven más rápido que en tranvía o coche. Y en nuestro reciente viaje pudimos ver a gentes de todas las edades pedaleando, la mayoría sobre la típica bicicleta holandesa, pero muchos otros con bicis de carga y transporte (con dos o tres ruedas) o en fixies de últimos diseño, completando un catálogo de modelos verdaderamente extenso y extrordinario que incluyen una amplio abanico de bicis eminentemente urbanas.

Pero esto conlleva algunos incovenientes, el principal es el problema de estacionamiento (el 10% del espacio público está bloqueado por bicis) y que supone, además, una excesiva "contaminación visual" y acrecienta las dificultades de movilidad para los peatones en muchos lugares, la ciudad tiene un amplio centro histórico para descubrir a pie, dado que encontramos bicis estacionadas en cualquier sitio y muchas bicis en estado de abandono o directamente inservibles, ocupando gran parte de la vía pública.

13 agosto 2013

Marie Curie

"En julio de 1895, un año después de conocerse, Pierre y Marie Curie se casaron en París por lo civil; con el dinero que les regalaron en la boda compraron dos bicicletas y su luna de miel consistió en irse pedaleando por media Francia."

Pierre y Marie, en 1895

"Ahora me pregunto cómo llevaría Marie la enferemedad. El decaimiento físico, la rápida decrepitud de su cuerpo. Ella, que había sido esa polaca robusta y fortísima que lo aguantaba todo. Esa mujer deportista capaz de pasarse un mes pedaleando por las montañas de Francia. ¿Cuándo sería la última vez que se subió a una bicicleta? Sé que, ya viuda, seguía saliendo en bici junto a sus hijas. Ève habla en su libro de lo mucho que le gustaba a Marie el ejercicio físico y dice que se enorgullecía de estar delgada y ágil; ya cumplidos los cincuenta, aprendió a patinar, a esquiar, a nadar."

De La rídicula idea de no volver a verte. Rosa Montero
Seix Barral / Biblioteca Breve. 2013

09 agosto 2013

La ruta Joyce





La ruta Joyce, última novela gráfica publicada por Alfonso Zapico, es un cuaderno de viaje donde va relatando su proceso de documentación para la realización de Dublinés, en el que, con tono desenfadado y fluido, el autor, caracterizado bajo apariencia quijotesca, y a veces en compañía de su mujer, nos cuenta las peripecias que va teniendo en sus visitas a Dublín, Trieste, París y Zurich, las cuatro ciudades más importantes en el periplo vital y creativo del escritor irlandés. Los relatos de esos viajes, contados con jugosos y divertidos apuntes, constituyen la columna vertebral del libro.

Además encontramos otros capítulos interesantes, como el de su paso por Bilbao, para participar en un congreso sobre Joyce en la Universidad de Deusto y del divertido encuentro con su editor. O los dedicados a su paso por la Maisondes Auteurs de Angoulême, donde residió durante dos periodos trabajando en Dublinés, conviviendo y enriqueciéndose con la cercanía de otros autores como Clara-Tanit, Lola Lorente, Jung-Hyuun-Lee, Freddy Nadolny, Thomas Gosselin, François Henningen, Giovanna Lopalco, Martín Romero o Álvaro Ortiz.

En este itinerario personal en busca de las huellas de Joyce el autor nos muestra su visión y su desencanto con esta nueva Europa, en la que el turismo pasa por encima de la cultura, en la que durante su búsqueda tendrá sorpresas y decepciones, cuando pasado y presente se enfrentan en tan bellas y dispares urbes, comprobando que Joyce no está en ninguna, que ya sólo se encuentra en sus libros.

Momentos pasados en librerías y bibliotecas, museos, bares y pubs y también en habitaciones de hotel. O sus encuentros y comidas con amigos, contados a través de sus viñetas de amena lectura, e incluyendo también reflexiones sobre el acto creativo y de cómo este depende en gran medida del escenario en el que surge.






08 agosto 2013

Absolución

Un libro me lleva a otro y tras la lectura del relato "Una visión fugaz" de Luis Landero, el primero de los incluidos en 10 bicicletas para 30 sonámbulos,  se me "apareció" su última novela una mañana en la Biblioteca, cuando preguntaba por otro título.

La novela habla de la realidad ilusoria, del teatro del mundo, de los misterios del corazón, del conflicto del existir. Contigencia, algo que puede suceder o no, es la palabra clave del  libro.
Lino, el protagonista de Absolución, es un nómada de la cotidianeidad, un insatisfecho crónico, atrapado entre la telaraña del tedio y la de la frustración. Aunque el libro comienza con un momento de suprema felicidad, con su protagonista a punto de casarse y entrar en una vida de confort y amor que le alejará de la molicie existencial que le había aprisionado hasta entonces, luego pasa lo que pasa en los cuentos, que la placidez se disipa con los monstruos y Lino se hace plenamente merecedor de la frase de Pascal, que Landero usó de fuerza motriz de la narración: “Todos los infortunios del hombre vienen de no saber estarse quieto en un lugar”.

Es una historia a la vez jocosa y amarga, que en su superficie presenta una amplia nómina de personajes singulares y una generosa porción de curiosas anécdotas. Además de Lino otros personajes, sobre todo hombres, destacan en la narración, dejándonos una marcada huella, caso de su padre, de don Gregory, del señor Levín, el agente comercial Gálvez o el granjero Olmedo, y también los personajes femeninos, menos desarrollados, su prometida Clara y Paula, la fugitiva enamorada del señor Levin. Y no olvidemos a Comediante, un extraordinario perro.
El lector se verá reflejado y repasará su biografía, extrayendo de la memoria los episodios que marcan la vida para bien o para mal, aquellos momentos en los que avanzamos o retrocedemos, instantes de ilusión, de rebelión, de conformismo, de huida, que van jalonando nuestro camino a lo largo del tiempo.

Pregunta. Para que Lino sea feliz, tiene que hacer infeliz a los demás. Para hacer felices a los demás, Lino ha de renunciar a su propia felicidad. ¿No es algo cruel?
Luis Landero. Bueno, es una de esas situaciones insolubles que se dan en la vida. Una novela se hace, entre otras cosas, con un conflicto, y tú has explicado muy bien ese conflicto. Lino no encuentra su lugar en el mundo, y en su huida va dejando alguna que otra víctima a su paso. Sí, algo trágico en eso.

En palabras de Juan Cruz, "Landero es como Velázquez y Cervantes, decide siempre habitar en su propia obra, y en algún momento de la historia está su propia autobiografía, o la biografía de los suyos, esperándole; a veces es su padre (aquí también está), pero en esta ocasión domina la escena de su ficción la lejana historia de un tío suyo que parecía rico, aunque vivía en una pensión confortable de Madrid, y que decidió ser feliz en Nueva York. Lino, que es su trasunto, se va a Australia, a cumplir el sueño que, como parece natural, halla el hielo de la derrota en un momento determinado del decurso de su empecinamiento utópico".


Esta novela fue incluida entre los mejores libros de 2012 por los críticos y redactores de Babelia, la revista cultural de El País.