Despertador a las 6h, recogemos bolsas y vamos a buscar las bicis que están junto al árbol de natal en recepción. Olvidamos que ya habíamos pagado la habitación y Antonio quiere hacerlo, aunque es muy temprano para que en recepción hubiera alguien. Cuando apareció el empleado nos dice que no hay que pagar nada, así que nos marchamos, pero me percato que Antonio deja se olvidada su tarjeta encima del mostrador. ¡Huy, otro despiste salvado!
Descendemos hacia la zona portuaria donde tenemos que ir al muelle del ferry que permite pasar con las bicis, a las 6:57 comparamos dos billetes pasajero+bicicleta (2x5,60=11,20€) Como tenemos tiempo vamos a un bar cercano para desayunar: cafés con leche y pasteis de nata.
En el barco encontramos a decenas de ciclistas de carretera para la travesía Tróia-Sagres, esta es una clásica ciclista de casi 200 km que en 2023 está prevista para el sábado 16 de diciembre. Aunque también se puede hacer libremente en cualquier fecha.
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amaneciendo en el estuario del Sado |
Desembarcamos en el Cais Sul de Tróia y pronto comienzan a adelantarnos los ciclodeportistas que se dirigen a Sagres. El radar Garmin me avisaba de su llegada y de los demás vehículos que nos alcanzaban. Será una jornada de largas rectas y esta por la Península de Tróia es la primera, con el Sado a un lado y el mar al otro. Cuando llegamos a Comporta localizamos un café y pedimos dos meias de leite y dos cruasanes de chocolate. Allí tuvo que volver Antonio porque habia olvidado su cortavientos sobre una silla.
Ponemos rumbo Grândola, donde paramos en el jardín frente a la casa consistorial; esa localidad es la famosa "Vila Morena" de José "Zeca" Afonso.
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jardim en Grândola |
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frente a la Câmara Municipal de Grândola |
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Placa homenaje a un propagandista de la República y defensor del municipalismo |
Las largas rectas de la planicie alentejana por carreteras orladas con altos árboles, el suave viento del noroeste soplando de cola, a ratos alguna lluvia suave, el verdor brillante de los campos, el poco tráfico, todo contribuía a que nuestro rodar fuera una auténtica gozada.
Pasamos por Santa Margarida do Sado, donde hay un hermoso puente de hierro sobre el río y más adelante nos detendremos en Canhestros, pequeña aldea distante 30 km. Tocaba avituallamiento y vamos al bar de una asociación donde pedimos do chás pretos. Un niño de unos diez años se acercó a nosotros y nos pregunta curioso la altura de Antonio, creyendo que éramos portugueses.
Cuando nos acercábamos a la localidad minera de Aljustrel, recordaba que había pasado por allí haciendo cicloturismo (junio de 2013) y había comido en la cafetería de un supermercado. Pero como la memoria es frágil, esta vez no fuimos al Intermaché si no al Pingo Doce.
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Parada para comer en Pingo Doce de Aljustrel |
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Terras de Castro Verde
Seguimos por las largas rectas hacia Castro Verde, atravesamos la localidad y con las últimas luces de la tarde enfilamos los últimos km de etapa con un apreciable descenso de temperatura. Encendemos luces delanteras y con un tramo final por carril bici llegamos A Casa da Cerca, donde nos recibe Andrea, que nos ofrece unos reconfortantes Chás con gengibre. Tras la merecida ducha salimos a cenar y lo hacemos en la pizzeria Ricordi, por recomendación de Andrea.
Aquella noche no pude cargar el recorrido porque el GPS y el móvil estaban desparejados. Más tarde he podido hacerlo. Un resumen en números: distancia 153 km, tiempo en movimiento 8:18, tiempo total 11:14, velocidad media 18,5, ascenso 1.055 m, 26.527 pedaladas.
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quarto da A Casa da Cerca em Almodôvar |
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