Tras la visita a São Brás de Alportel en el Domingo de Resurrección, en la fiesta de las Tochas Floridas, nos quedamos con ganas de comer en Lagar da Mesquita, (domingo cerrado), así que para allá nos fuimos un sábado. Obviamente, había gran diferencia entre las dos fechas, una con mucha gente por la fiesta y la otra una vila tranquila donde muchos de sus puntos de interés turístico estaban cerrados o tenían inusuales horarios de apertura. Caso del Museu do Traje, sábados abierto entre 14 y 17 horas. O la Casa Memória da EN2, de manera que optamos por ir a conocer un espacio verde, que por su naturaleza debía estar abierto, el parque donde se encuentra la Azinheira de Alportel, considerada una de las más imponentes azinherias (encinas) del país. Por su porte fuera de lo común le fue atribuida la consideración de Árvore de Interesse Público en 1942.
Instalado en lo que fue un antiguo lagar de aceite, el restaurante posee una atmósfera genuina, que en gran parte se debe a la cuidada rehabilitación del edificio y a su decoración, combinando viejos utensilios del lagar y la exposición de objetos artísticos que pueden ser adquiridos por la clientela. Que ese sábado era de lo más internacional. En el comedor se oía hablar en portugués, francés, inglés.
La artífice de este proyecto es la austríaca Gudrun Tschiggerl, una mujer enamorada del Algarve y de Portugal, donde lleva viviendo cuarenta y dos años. Se mostraba orgullosa de haber podido mantener el equipo del establecimiento a pesar de la crisis que ha supuesto la pandemia del coronavirus.
De la carta elegimos dos entrantes: croquetas del chef y queso de cabra con mermelada de frambuesa, los dos con acompañamiento de ensaladas, y dos platos principales, uno fue pulpo asado y el otro una pasta -linguine-, ambos con verduras asadas. De sobremesa compartimos una deliciosa crême brûlee de tangarina. Todo delicioso.
Polvo |
linguine |
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