escaramujos, mejillones y percebes sobre las ruinas |
en la parte superior se aprecia el último tramo de la escalera de caracol |
Aquí se aprecia claramente como el pozo o aljibe de la torre se rellenó con argamasa y cal, en un intento inútil de detener su inevitable ruina |
Vista desde el S |
Vista desde el NW |
Por fin, en una mañana de abril con coeficiente de marea baja adecuado para visitar la torre almenara que Manuel tenía tantas ganas de mostrarme desde la playa.
En 1577 Felipe II dio luz verde al proyecto auspiciado por el visitador real de las costas andaluzas, Luis Bravo de Lagunas y Cisneros, quien un año antes (1576) diseñó un proyecto militar que blindará la Costa de la Luz de los ataques de los piratas gracias a un grueso de torres vigías que flanquease todo el perímetro de costa instaurando una red de vigilancia desde la que avistar y posteriormente avisar a fuerzas de seguridad y civiles para que, dado el caso, se prestasen a defender las ciudades que pudieran verse sitiadas por tropas enemigas. El nombre de “almenara” debe su nombre al idioma árabe (faro de fuego). Su fin era prender la llama que alertarse al resto de torres de peligros o anunciar a población y ejércitos de alguna importante noticia. En paralelo a esta labor de vigilancia, algunas de las torres estaban fuertemente dotadas de artillería pesada con la que disuadir a piratas y corsarios de abordar tierra.
Sin embargo, las dificultades de financiación provocaron que la ejecución del proyecto se dilatara en exceso y terminara ejecutándose durante el mandato de Felipe IV (1621 -1665). Con las mermadas arcas públicas, el mayor escollo encontrado por la monarquía fue la negativa de los ayuntamientos de la época a contribuir a financiar estas infraestructuras defensivas. Finalmente, el Estado optó por grabar con un impuesto extraordinario las capturas de pescado, fuente de riqueza de la economía de la provincia, lo que le garantizaba dotarse de recursos económicos que hicieran realidad el proyecto. Finalmente sería el Capitán de Artillería Francés de Álava quien ejecutara las obras, que terminaron de materializarse en 1638, es decir, bien entrado el siglo XVII.
http://www.almonte.es/es/turismo/rutasturisticas/ruta-torres-almenara/
Esta del Río del Oro es una de las torres arqueológicamente más interesantes, aunque actualmente se encuentra reducida a un conjunto de lienzos desgajados, que reciben el embate del oleaje, no obstante con una detenida observación se pueden apreciar algunos detalles y problemas sumamente interesantes.
La línea de torres almenaras de la costa de Huelva se situaba en el sector del litoral comprendido entre la desembocaduras de los ríos Guadiana y Guadalquivir. El primer subsector, entre el Guadalquivir y el Odiel, está compuesto por el dilatado playazo de Arenas Gordas, donde se encontraban siete torres almenaras y entre ellas esta del Río del Oro, una de las más altas de toda la línea defensiva y que se situó en ese lugar porque:
"Se trata de un espacio en el que vivía un sector importante de la población dedicada a la pesca, siendo un lugar de abastecimiento habitual para los marineros, por lo que atrajo a la piratería berberisca, que había incrementado su presencia en la Península durante el siglo XVI, de ahí la necesidad de construir una fortificación en la zona que llevara artillería".
Según un informe de 1756 la torre se encontraba combatida por el mar en las mareas crecientes; y por las vertientes del Arroyo que en las menguantes corre por su pie, lo cual ocasionaba continuas ruinas, … mostrando ser infructuosos los reparos.
Aquí apreciamos el cauce del arroyo del Oro, a la derecha, vertiendo sus aguas a la playa por e el lado N de la torre |
Indudablemente este es un lugar destacado y simbólico de la costa onubense, por su fascinante historia y su ubicación de gran belleza al estar en la zona del acantilado de Asperillo. Gracias Manuel por el paseo.
1 comentario:
Gracias a tí por acompañarme! Ha sido un paseo exclusivo y muy sustancioso ya que hemos disfrutado del escenario tan especial que la ruina perfecta de la torre proporciona al paseante que se atreve a visitarla.
En la próxima luna llena llegaremos a ella desde la cuesta Maneli.
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