24 abril 2019

Etapa 1. Castelo de Vide - Elvas

En el desayuno del primer día de surgió la palabra clave que marcaría al viaje, mindfulness, a cuenta de un zumo imbebible y que el maestro Julen ya describió en el correspondiente post de su blog Rodamos Suave Suave.
Mis compañeros de viaje, Julen y Alberto, mochileros de equipaje y ciclistas vascos a lomos de sus Orbea y BH 
Bajamos por carretera hasta Portagem y seguimos dirección SE por otra carretera más secundaria, para ir adentrándonos, por el valle del Río Server, en el Parque Natural da Serra de São Mamede. Seguíamos bien el track elegido hasta que nos topamos con el curso de dicho río, vadeable sí, pero un vecino que allí estaba nos advirtió que si queríamos continuar orilla arriba nos encontraríamos con propiedad privada cerrada. De modo que volvimos atrás, y cerca de Porto de Espada, recuperamos la carretera, para después ir sumando kilómetros y desnivel por las faldas de la Sierra, a veces por tierra, a veces por asfalto, especialmente la larga subida hacia Carvalhal.
Durante los tramos más pedregosos notaba que la suspensión delantera de la Trek bajaba mucho y la bolsa de manillar (Topeak FrontLeader) tocaba en la rueda. Cosa que me incomodaba. En cuanto pude tensé más sus correas.


Alberto Etxeandia (59) y Julen Iturbe-Ormaetxe (54)







Rodando hacia el SE, con la frontera muy cercana, llegamos a la localidad de Esperança, donde paramos en un bar y, mientras repostamos, Julen nos comunica que le duele bastante la rodilla izquierda, dañada por una caída reciente. Mientras se aplica hielo, nos comenta su plan B ante la perspectiva de no poder seguir pedaleando: intentar llegar hasta Elvas y una vez allí conseguir transporte para volver al hotel de Castelo de Vide donde estaba su coche.




Después de tan inesperada y triste noticia, continuamos camino hacia Hortas de Baixo, dejamos de lado un pequeño embalse y el recorrido sigue por zonas de pastos y dehesas, vistosas y coloristas, para más adelante llegar hasta la ruinas de la Mina de Tinoca, coronadas de nidos de cigüeñas, que levantaron el vuelo ante nuestra presencia.  

Julen llevaba la equipación de Gravel Café (¡)



 




La nueva BH LYNX CARBON RACE 7.9 de Alberto, prácticamente a estrenar


Ruinas de la Mina da Tinoca





Tras dejar atrás la mina, no tardamos mucho en alcanzar la EN371 por la que tuvimos que circular para llegar a Degolados, necesitados de comer alguna cosa, pero decidimos llegar hasta Campo Maior donde suponíamos habría más para elegir. Una vez en la localidad almorzamos (tostas y cachorro) en el kiosco-bar del Jardim Municipal. Después buscamos una farmacia y Julen compró Voltarem emugel que aplicó a su rodilla. Teníamos por delante unos veinte km por carretera para llegar a Elvas.
Julen por la rua de subida al centro de Elvas
Allí nuestro alojamiento era la Casa do Arco da Praça, un apartamento de dos habitaciones situado junto a la muralla y del arco por el que se accede a la Praça da Republica. Las bicicletas se quedaron en la tienda de recuerdos que hay en la planta baja del edificio, a sugerencia de la amable pareja que regenta ambos negocios turísticos, por casi imposible subirlas al piso de arriba, dado lo estrecho y sobre todo empinado de su escalera de madera. El hombre nos recomendó para cenar el restaurante Adega Regional y nos contó que hacía pocos días pasaron por la casa "unos holandeses con bicicletas de carretera  de carbono muy ligeras, haciendo cicloturismo con destino Lisboa". 


La Sericaia com ameixas de Elvas es el dulce regional del Alentejo y durante este viaje de ocho etapas tuvimos ocasión de degustar varios platos de este rico postre.

Julen completó el recorrido, casi 90 km, aunque parecía más que probable que su viaje en bicicleta no iría mucho más allá de esta etapa. La podéis ver en STRAVA o en GARMIN

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