Hoy hice ciclismo terapéutico. Después de pasar unas semanas con la salud debilitada, esta mañana monté en la zurda y me fuí en busca de algunos de los senderos que en estos últimos años "se han creado" en los pinares del Campo Común de Abajo de Cartaya.
Aprovechando el sol y la suave temperatura realicé un ejercicio aeróbico moderado, las piernas y los pulmones respondían, la mente se liberaba, de modo que todo contribuía al bienestar general y cuando llegué a casa, con poco más de 90 minutos de movimiento, sentí que había dejado atrás las penurias y percibía los efectos benéficos y curativos del ciclismo recreativo.
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